Yoga Sūtras
Aforismos
sobre Yoga de Patañjali
Inicio-Home | Āsanas | Prāṇāyāma | Meditación | YOGA SŪTRAS | Darśana
Samādhi
Pāda | Sādhana Pāda
| Vibhūti Pāda
| KAIVALYA PĀDA | Vocabulario | Bibliografía
Actualizado: junio, 2020
Vyāsa —
Yoga-Bhāṣya (s. V.)
syād āśaṅkā—cittam
eva svābhāsaṃ viṣayābhāsaṃ ca
vaināśikānāṃ cittātma-vādināṃ
bhaviṣyati agnivat |
Objeción: podría argumentarse que la mente brilla con luz propia al mismo
tiempo que (ilumina) los objetos, igual que el fuego.
न तत्स्वाभासं
दृश्यत्वात्॥१९॥
na tat svābhāsaṃ dṛśyatvāt
Esta (la mente)
no se percibe a sí misma, pues [también ella] es algo perceptible
(Traducción
propia)
(Otras
traducciones)
Vyaas
Houston |
Esta (citta) no es autoluminosa a causa de su naturaleza de dṛśya-objeto |
Georg
Feuerstein |
Esa [conciencia] no es autoluminosa a causa de su naturaleza visible [por el Sí-mismo] |
Christopher
Chapple y Yogi Ananda Viraj |
No hay autoluminosidad de esto (citta-vṛtti) a causa de la naturaleza de lo visto |
P.
V. Karambelkar |
En razón a que su naturaleza es la de dṛśya (es decir, algo que puede ser perceptible), ella (es decir, citta) no es autoluminosa |
James
Haughton Woods |
No se ilumina a sí mismo, dado que es un objeto visible |
Emilio
García Buendía |
Ésta no (es) luminosa por sí misma por su visibilidad |
Oscar
Pujol |
[La mente] no brilla con luz propia, ya que es un objeto de percepción |
Chip Hartranft |
La mente no es contemplada por su propia luz, sino por la de la pura conciencia |
Vocabulario
na tat-svābhāsaṃ dṛśyatvāt
tat (esta) na (no) svābhāsaṃ (se percibe a sí misma), dṛśyatvāt (pues es algo perceptible)
na: no, nada.
tad: (n, nom, sg)
esto, eso, aquello.
sva-: propiedad,
posesión, objeto poseído; 1) (pronombre personal referido al sujeto de la oración) el, su, este;
2) sí mismo, perteneciente al sí mismo, propio, de uno mismo.
ābhāsa
(ābhāsaṃ): (n, nom, sg) 1) luminosidad, luz,
brillo, claridad; 2) percepción, aparición, muestra, manifestación
svābhāsa
(svābhāsaṃ): (n, nom, sg) luz propia,
autoluminosidad.
dṛśyatva
(dṛśyatvāt): (n, abl, sg) a partir de la
visibilidad, desde la visión, por la objetividad, mediante el carácter de
objeto, a partir de la naturaleza de lo visto.
Vyāsa —
Yoga-Bhāṣya (s. V.)
yathetarāṇīndriyāṇi
śabdādayaś ca dṛśyatvān na
svābhāsāni, tathā mano’pi pratyetayvam |
Igual que el sonido y los demás
sentidos son objetos de conocimiento que no se perciben a sí mismos, así es la
mente sensible (manas).
na cāgnir atra ḍaḥ
| na hy agnir ātma-svarūpam aprakāśaṃ
pūrvkāry | prakāśaś cāyaṃ
prakāśya-prakāśaka-saṃyoge dṛṣṭaḥ
|
En este sentido, el fuego no es
un ejemplo apropiado, pues no ilumina una naturaleza que no tenga (ya) luz
propia. Una luz se ve cuando hay unión entre la cosa iluminada y lo que la
ilumina;
na ca
svarūpa-mātre’sti saṃyogaḥ | kiṃ ca,
svābhāsaṃ cittam ity agrāhyam eva kasyacid iti
śabdārthaḥ |
pero no hay (ningún tipo de)
unión en la naturaleza única de una cosa. Además, decir que la mente se percibe
a sí misma significa que la mente no puede ser conocida por otra cosa.
tad yathā—svātma-pratiṣṭham
ākāśaṃ na para-pratiṣṭham ity arthaḥ |
sva-buddhi-pracāra-pratisaṃvedanāt sattvānāṃ
pravṛttir dṛśyate | kruddho’haṃ, bhīto’haṃ,
amutra me rogo’mutra me krodha iti | etat sva-buddher agrahaṇe na yuktam
iti ||19||
Como cuando se dice que “el
espacio se soporta a sí mismo”, lo cual significa que no está soportado (por nada
más). Toda la actividad de los seres vivos se produce a partir de la propia
comprensión de sus operaciones mentales: “estoy hambriento”, “tengo frío”, “deseo
esto”, “me irrita aquello”. Si no hubiese percepción de la mente, no habría
actividad humana.
—La mente es un cuarto oscuro lleno de recuerdos,
solicitando luz de otra fuente. O también, la mente es un espejo que refleja
luz de otra fuente. La mente es parte de lo visto. (Lo visto incluye a la
mente, los sentidos, y las cosas externas). A menos que el puruṣa/veedor fije una dirección, la
mente no puede funcionar. (¡Aun así, hay momentos en los cuales la mente no
puede o no desea funcionar tal como debería! Hay momentos en que rajas o tamas prevalecen). La energía
dominante en la mente siempre es rajas. Sattva tiene que ser desarrollado. En
yoga, el prāṇāyāma es la primera práctica para
desarrollar sattva en la mente. La mejor manera de hacer surgir sattva
consiste en reducir rajas y tamas; el problema es tamas,
porque no se puede ver (von Romberg, Margo “https://sanskritdocuments.org/sites/athayoga/sutra_ch4phn.html“).
—La mayoría de los comentaristas se refieren a puruṣa como “conciencia”, “principio
consciente”, etc. Pero puruṣa es citi
o citiśakti (sūtras IV.22 y IV.34),
lo cual significa que posee la potencialidad de la conciencia. Eso quiere decir
que no se trata de una conciencia activa, sino que puede hacer surgir la
conciencia en algo distinto, como citta.
La potencialidad de conciencia de puruṣa está por tanto “latente”. Gracias a ello, por su mera
presencia y proximidad, citta
(cit, encender, iluminar, incitar +
ta = sufijo que lo convierte en
participio pasivo) es estimulada y capaz de iluminar, es decir, de conocer
(Karambelkar, Dr. P.V. “Pātañjala Yoga Sūtra”, pag. 550).
Bhoja — Rāja-Mārtanda
(1018-1060)
||4.19|| taccittaṅ
svābhāsaṅ svaprakāśakaṅ na bhavati puruṣavēdyaṅ
bhavatīti yāvat, kutaḥ? dṛśyatvāt, yatkila dṛśyaṅ
taddraṣṭṛvēdyaṅ, dṛṣṭaṅ
yathā -- ghaṭādi, dṛśyaṅ ca cittaṅ
tasmānna svābhāsam.
Ella,
la mente, no se ilumina a sí misma, no se muestra a sí misma, sino que es
percibida por el “sí-mismo-esencial”, ¿En razón de qué‘? Porque es perceptible.
Lo perceptible es justamente lo que puede ser conocido por quien percibe, como
por ejemplo, una jarra, etc. La mente es perceptible, y por lo tanto, no se
ilumina a sí misma. Ahora bien, este argumento implica aquello que se quiere
demostrar, pues no se ha demostrado que la mente sea perceptible. Además, en
los hombres, se observa que las modificaciones de la mente, que se presentan
bajo el aspecto de aceptar o rechazar lo conveniente o lo inconveniente, se dan
a través de la conciencia del propio intelecto (buddhi), Y así,
cuando se dice: “estoy enojado”, “estoy asustado”, “no estoy alterado”, y así
por el estilo, la percepción no se produce sin intervención de la conciencia
del intelecto. Para refutar esta objeción, dice a continuación.
Śaṅkara
Bhagavatpāda — Yoga-Bhāṣya-Vivaraṇa (s. XIV)
Objeción: pongamos por ejemplo el fuego, que se ilumina a sí mismo y también
ilumina los objetos. Lo perceptible, como por ejemplo un jarrón, precisa en
realidad de una fuente de luz exterior para mostrarse como es, pero no así la
luz. Igual que la luz se ilumina a sí misma y a los objetos, así debe
considerarse la mente; ¿quién precisa de un sí-mismo (ātman)? Si se posee una luz no se
busca otra (que ilumine la primera).
Y si se asume otro perceptor
para el primero, caeríamos en una regresión al infinito. Pues se deduciría que
la conciencia (vijñāna) sería percibida por algo aparte de ella y, por tanto, también habría
otro perceptor para el anterior, y así sucesivamente. Además, puesto que la
conciencia sería resplandeciente no podría existir una relación complementaria
de principal y secundario con su propio perceptor, como en el caso de las dos
luces. Como, en consecuencia, no hay fundamento para admitir un perceptor de la
conciencia, debemos admitir que el conocimiento se ilumina a sí mismo e ilumina
a otros.
Respuesta: con este pobre ejemplo no se puede refutar al sí-mismo, el cual se
encuentra asumido de forma generalizada. ¿Por qué? La luz se ve cuando hay
conexión entre lo iluminado y su iluminador, y tal conexión no existe cuando se
trata de una sola cosa.
Objeción: incluso así, el fuego no necesita de otra luz, como el jarrón.
Respuesta: no es algo que pueda ser iluminado por otro y no tiene forma, como
(la tiene) un jarrón, para poder ser así iluminado. Pero esto no quiere decir
que no pueda ser contemplado por alguien aparte, pues ciertamente lo percibe la
vista, que es algo separado de ello. La luz aparece para eliminar la oscuridad
que haya sobre algo, como por ejemplo un jarrón; no es que el jarrón no sea
iluminable. El que el fuego no necesite ninguna otra luz es una afirmación
tuya, cuando afirmas que no hay relación de principal y secundario entre dos
luces. Aunque realmente existe una diferencia entre las dos luces, no es por no
ser iluminables el que no exista relación de principal y secundaria entre
ellas. Por tanto, no habría necesidad para otra luz si no hay ninguna
diferencia entre ellas. Pero el argumento de ser perceptible por alguien
separado aún no ha sido rebatido, pues las dos luces son, en si, visibles, como
el jarrón u otro objeto. Por consiguiente, se puede decir que el conocimiento
resulta conocido por alguien separado de ello, pues es algo visto, como la luz.
También se puede decir que el conocimiento depende de otro instrumento, porque
es luz por naturaleza, tanto como una lámpara encendida. Así, no hay
posibilidad de caer en una regresión al infinito.
Objeción: en tal caso, como el conocimiento es intrínsecamente iluminación, y
cualquiera que lo perciba también será de forma natural un iluminador, no puede
existir ninguna relación mutua de principal y secundario entre ellos, no más
que entre dos luces.
Respuesta: el argumento no es válido, porque el sí-mismo (ātman) y el conocimiento son de
distinta clase, como pueden serlo la vista y la luz.
Objeción: pero por medio de la noción de yo, el sujeto (pratyayin) conoce la
mente, en cuyo caso la misma cosa tiene tanto la propiedad de objeto como de
sujeto.
Respuesta: no es así, pues la mente consiste de los tres guṇas. En este caso, en que predomina
tamas, la mente
depende de un proceso mental distinto consistente de sattva, como el cuerpo que resulta
arañado por la mano. Sin embargo, en este caso existe un perceptor separado del
objeto, un conocedor que es puruṣa. Puesto que perceptor y percibido son de distinta clase y puesto que puruṣa no tiene partes, se concluye la
imposibilidad de que sea sencillamente puruṣa tanto el objeto percibido como el perceptor.
© Yogadarshana – Yoga y
Meditación