Yoga Sūtras
Tercer
capítulo: sobre las facultades excepcionales o Vibhūti Pāda
Actualizado: diciembre, 2021
Dhāraṇa, dhyāna y
samādhi, pasos 6-8 de 8 (III.1-III.3)
En estado de abstracción
sensorial, la concentración es la fijación de la mente en un solo punto (III.1)
La meditación es el
sostenimiento prolongado de las ideas que se presentan durante el estado de
concentración (III.2)
De esta forma, la meditación
se transforma en samādhi cuando en la mente solo brilla el objeto y ésta
se muestra como despojada de su propia naturaleza (III.3)
Saṃyama es la herramienta más sutil
(III.4-III.6)
Las tres prácticas juntas, es
decir, concentración, meditación y samādhi, sobre un mismo objeto,
constituyen la contemplación (III.4)
Con el dominio de la
contemplación se obtiene la luz del conocimiento trascendental (III.5)
La contemplación se aplica de
forma gradual (III.6)
Lo interno es, en realidad, externo
(III.7-III.8)
Éste grupo de tres
componentes es interno respecto de los cinco anteriores (III.7)
A su vez, incluso éste grupo
es un componente externo respecto al samādhi sin semilla (III.8)
Contemplando los cambios sutiles
(III.9-III.16)
La transformación inhibidora,
propia de la mente en cada momento de quietud, surge cuando desaparecen las
impresiones latentes activadoras del estado mental ordinario y aparecen las
inhibidoras (III.9)
La transformación inhibidora
fluye con suavidad gracias a la impresión latente que es producto de la
inhibición (III.10)
La transformación de la mente
propia del samādhi se produce cuando se elimina completamente la
distracción y surge la atención (III.11)
Por tanto, la transformación
de la mente propia de la concentración en un punto se produce cuando las ideas
que se reprimen y las que aparecen en la mente son similares (III.12)
Por analogía con esta última
transformación, se explican los cambios en forma constitutiva, característica
temporal y estado, respecto de los elementos materiales y los seres vivos
(III.13)
La substancia inmutable es lo
que permanece tras las formas pasada, presente y futura (III.14)
La diversidad en las
secuencias de los acontecimientos es la razón para la diversidad en las
transformaciones (III.15)
Al efectuar la contemplación
sobre las transformaciones de forma, característica temporal y estado, surge el
conocimiento del pasado y del futuro (III.16)
Experiencias con saṃyama
(III.17-III.36)
La natural confusión entre
las palabras, sus objetos y sus representaciones mentales se debe a la
superposición de unos sobre otros; al efectuar la contemplación sobre el
discernimiento entre éstos confusos elementos, se logra conocimiento sobre el
lenguaje común de todos los seres (III.17)
A través de la percepción directa
de las impresiones latentes, gracias a la contemplación, surge el conocimiento
de las vidas anteriores (III.18)
A través de la percepción
directa del pensamiento que surge sobre la observación de otra persona, se
obtiene la comprensión de su mente (III.19)
Pero la comprensión de otra
mente no tiene como objeto su pensamiento junto con su correspondiente objeto,
a causa de su naturaleza no objetiva (III.20)
La invisibilidad se logra al
efectuar la contemplación sobre la propia forma corporal, una vez que se
desconecta la mirada de los otros de la luz reflejada por dicha forma y se
detiene así la posibilidad de ser visto (III.21)
Al efectuar la contemplación
sobre las acciones de efectos inmediatos y retardados, o también a través de
algún presentimiento, se logra conocimiento sobre el momento de la muerte
(III.22)
Al efectuar la contemplación
sobre la amistad y otras cualidades similares, se logra reforzar la cualidad
correspondiente (III.23)
Al efectuar la contemplación
sobre diversas fuerzas, se logra fuerza comparable a la del elefante y otras de
forma similar (III.24)
Enfocando la luminosidad de
la intensa percepción sobre cualquier objeto, se logra conocimiento de lo
sutil, lo oculto y lo distante en ese objeto (III.25)
Al efectuar la contemplación
sobre el sol, se logra el conocimiento del cosmos (III.26)
Al efectuar la contemplación
sobre la luna, se logra el conocimiento del ordenamiento estelar (III.27)
Al efectuar la contemplación
sobre la estrella polar, se logra el conocimiento del movimiento de las
estrellas (III.28)
Al efectuar la contemplación
sobre el centro energético del vientre, se logra el conocimiento del sistema
corporal (III.29)
Al efectuar la contemplación
sobre la cavidad de la garganta, se eliminan las sensaciones de hambre y sed
(III.30)
Al efectuar la contemplación
sobre el conducto de la tortuga, se logra estabilidad (III.31)
Al efectuar la contemplación
sobre la luz localizada en la coronilla, se logra visión similar a la de los
seres perfectos (III.32)
O todo conocimiento de
similar naturaleza a los anteriores, mediante la contemplación en el proceso de
iluminación espontánea (III.33)
Al efectuar la contemplación
sobre el corazón se logra comprender la naturaleza de la mente (III.34)
La experiencia humana es un
conocimiento que no distingue entre el “sí-mismo-esencial”, completamente puro,
y el intelecto puro; al efectuar la contemplación sobre lo que existe para sí
mismo, distinto de lo que existe como objeto para otro, se logra el conocimiento
del reflejo del “sí-mismo-esencial” en la mente (III.35)
Como resultado del
conocimiento del reflejo del “sí-mismo-esencial” en la mente, se producen
destellos de iluminación en relación con el oído, tacto, vista, gusto y olfato
(III.36)
¿Qué hacer con las experiencias? (III.37)
Este dominio de los sentidos
supone un obstáculo para el samādhi sin semilla, pero perfecciona el
estado de conciencia ordinario (III.37)
Más sobre saṃyama (III.38-III.48)
También se debilita la causa
del apego al propio cuerpo y se comprende el mecanismo de proyección mental;
entonces es posible la penetración de la mente en otro cuerpo (III.38)
Con el dominio de la energía
ascendente, se logran poderes extraordinarios como la proyección fuera del
cuerpo en la muerte voluntaria y el no sentirse afectado al caminar por el
agua, el barro, las espinas, etcétera (III.39)
Con el dominio del aliento
regulador se logra luminosidad incandescente para el cuerpo (III.40)
Al efectuar la contemplación
sobre la relación entre el espacio y el sentido del oído se logra audición
excepcional (III.41)
Al efectuar la contemplación
sobre la relación entre el espacio y el cuerpo, y mediante la fusión mental con
la ligereza del algodón, se logra atravesar el espacio (III.42)
En consecuencia, surge la
actividad externa no conceptual de la mente, conocida como el profundo estado
mental sin conexión corporal; con él desaparece el velo que oculta la luz
interior (III.43)
Al efectuar la contemplación
sobre la forma física, la naturaleza esencial, la forma sutil, su interconexión
y la finalidad de los elementos, se logra el dominio de esos mismos elementos
(III.44)
En consecuencia, a raíz del
dominio de los elementos, surgen facultades extraordinarias como la de volverse
diminuto y otras similares, la perfección del cuerpo y la no afectación por sus
constituyentes (III.45)
La perfección corporal se
traduce en belleza de forma, gracia de movimientos, fuerza y resistencia
extremas (III.46)
Al efectuar la contemplación
sobre el proceso de percepción, la naturaleza esencial, la individualidad, su
interconexión y la finalidad de los sentidos, se logra el dominio de esos
mismos sentidos (III.47)
Así, con este dominio, el
yogui logra inteligencia, independencia de los sentidos y comprensión de la
materia primera (III.48)
Renunciación y liberación (III.49-III.51)
La mente, en cuanto logra el
“conocimiento-de-la-diferencia” entre el puro intelecto y el
“sí-mismo-esencial”, adquiere supremacía sobre todos los estados de existencia
y conocimiento total (III.49)
A través del desapego incluso
del “conocimiento-de-la-diferencia” entre el puro intelecto y el
“sí-mismo-esencial”, una vez destruida la fuente de la imperfección, se logra
el aislamiento trascendental de la pura observación (III.50)
Estar bien considerado
socialmente o por seres superiores, no debe ser causa de orgullo o apego, pues
pueden volver a surgir inclinaciones indeseables (III.51)
La discriminación más elevada
(III.52-III.55)
Para evitar lo anterior hay
que efectuar la contemplación sobre un instante y su sucesión por el instante
siguiente, logrando así la sabiduría que nace del discernimiento (III.52)
De ahí, de esa sabiduría, se
deriva el “conocimiento-de-la-diferencia” entre objetos similares, ya que su
diferencia no es discernible por medio del condicionamiento externo, las
características sujetas al paso del tiempo y la posición en el espacio (III.53)
Y de esta manera, la
sabiduría que nace del discernimiento es el conocimiento liberador respecto de
todas las cosas, en todo momento y de forma instantánea (III.54)
De esta forma, cuando el puro
intelecto y el “sí-mismo-esencial” alcanzan idéntica pureza, surge el
aislamiento trascendental de la pura observación (III.55)
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