Yogadarshana
Meditación: Zazen, meditación en el Budismo Zen
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(Extraído del libro “Zen”, de
Michel Bovay, Laurent Kaltenbach
y Evelyn de Smedt, edit. Kairós,
Barcelona, 1998)
— Para practicar zazén hay que sentarse en un
cojín redondo y consistente (zafu), con las piernas cruzadas en la
postura del loto o del medio loto. La pelvis basculada hacia adelante, de tal
forma que las rodillas se apoyen en el suelo. A partir de esta base la columna
vertebral se endereza, hay que empujar hacia el cielo con la coronilla. La
barbilla recogida, la nuca estirada, los hombros naturalmente relajados. Los
ojos están entornados, la mirada colocada en el suelo a un metro delante de uno
mismo. La mano izquierda se coloca sobre la mano derecha, las palmas están
hacia arriba. Los pulgares se unen en prolongación uno del otro con una ligera
presión y las dos manos, colocadas en la parte alta de los muslos, están en
contacto con el abdomen. Cada detalle de la postura tiene un significado
profundo. Las partes del cuerpo están en interdependencia y se influyen
recíprocamente. La postura tiene una gran estabilidad y uno puede permanecer
mucho tiempo inmóvil. Inconsciente y naturalmente, dejamos de actuar por la
voluntad del ego y de esta manera la vida cósmica puede entrar en nosotros.
— Durante zazén la respiración es
esencial; es tranquila y establece un ritmo lento, potente y natural. La
espiración es larga y profunda. Los maestros la comparan a menudo al mugido de
una vaca. La inspiración, más corta, surge naturalmente. Esta espiración lenta,
tranquila y profunda barre las complicaciones de la mente. El espíritu se
vuelve claro como un cielo sin nubes.
— De igual manera que la respiración exacta
sólo puede surgir de una postura correcta, la actitud del espíritu resulta
naturalmente de una profunda concentración sobre la postura y sobre la
respiración. En zazén, las imágenes, los pensamientos, las formaciones
mentales surgidas del inconsciente pasan como nubes en el cielo y se desvanecen
naturalmente. Al no alimentar los pensamientos personales, surge la conciencia hishiryo, por encima del pensamiento. Es la vuelta a
la condición original del espíritu.
— El Maestro Wanshi
dice: “Cuando en el silencio se olvida toda palabra, esto surge ante vosotros
con toda claridad”. Esto es la realidad de la vida que impregna todo el
universo. Sin intentar alcanzar la verdad ni cortar con las ilusiones, sin huir
de nada ni correr tras nada, la conciencia universal se manifiesta
naturalmente. Así se hace realidad una conciencia intuitiva, original,
radicalmente diferente de la conciencia habitual del yo.
— Zazen es
sin meta, sin fin, por encima del provecho personal (mushotoku
= vairāgya). El zen mahāyāna pone el acento
en el aspecto altruista de la práctica. Zazén se practica para y con
todas las existencias y todas las existencias practican con nosotros.
— Mushotoku
quiere decir: el espíritu que no quiere obtener nada, el espíritu que no se
apega a ningún objeto y no pretende ni beneficio ni resultados. Sin ese estado
de espíritu, el zazén no es auténtico.
— La actitud justa consiste en dejar pasar
todas las cosas, concentrándose en la acción inmediata, sin egoísmo. En última
instancia abandonar es el mayor éxito. Mushotoku
es obtener todo el cosmos.
Si comprendéis
que zazen es
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