Yogadarshana
Meditación:
Jean Klein, la búsqueda sagrada
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(Comentarios de Jean Klein sobre meditación extraídos
literalmente de los libros:
Jean Klein “Quien soy yo - La búsqueda sagrada”, Editorial Third Millennium Publications,
London 1993
Jean Klein “
Jean Klein “
Jean Klein “
¿Practicaste
yoga para llegar a más profundos niveles de abandono y atención?
La exploración del cuerpo me llevó a una más profunda
relajación y la relajación trajo consigo la cesación de esquemas repetitivos en
el cuerpo y en la mente. La aceptación del cuerpo me llevó a un mayor
conocimiento de la sensación de «soltar»; así, de esta forma, el yoga intervino
en el pre-sentimiento de la realidad. Pero eso sólo me condujo a un estado en
el que ya no ponía el énfasis en el objeto, en el cuerpo, sino en el sujeto
último. El yoga proporciona atención y tranquilidad, y un cuerpo tranquilo
refleja una mente tranquila. Pero, desde luego, puedes llegar a una plenitud de
paz en el cuerpo y en la mente sin el yoga.
Leyendo textos sobre yoga, uno se encuentra con palabras
tales como «represión», «supresión», «disciplina» y «control». ¿Qué piensas de
estas expresiones?
Si sigues el yoga con la intención de alcanzar algo, te
desplazas desde tu centro hacia la periferia. Ciertamente, el yoga puede
producir un estado de mayor relajación, una mente menos agitada, pero existe el
peligro de ir estancándose cada vez más en la relación sujeto-objeto.
Naturalmente, puedes experimentar un estado de relajación lleno de paz, pero
esta paz es todavía un estado del que entras y sales. Es todavía un objeto de
percepción. Y cuando tienes delante un objeto tan sutil y atractivo, es muy
difícil llegar a la conciencia sin objeto.
El yoga, o cualquier otra técnica, deberían ser seguidas
sólo con la comprensión de que no hay nada que alcanzar. El que busca es lo
buscado y la idea de alcanzar algo es sólo una evasión.
¿Hay una buena postura para llegar a una mente tranquila?
Ninguna postura puede ayudar o dificultar el estado en
quietud pero, del mismo modo que cuerpo y mente son todo uno, un cuerpo
relajado te lleva a una mente tranquila. Toda postura que sea cómoda es la
postura correcta.
¿Qué diferencia puede haber entre meditar sentado en una
silla y meditar en la postura del loto?
La posición con las piernas cruzadas permite una mejor
canalización de las energías, pero no es indispensable. Sentarse en una silla
también es válido. Lo que es importante es la verticalidad justa.
¿Cómo relajarnos cuando tenemos dolor de cabeza o molestias
en la espalda o en las piernas?
Hay que distenderse. Para que se eliminen todas las
tensiones debes “dejar-hacer”. Un dejar hacer sin controlar, sin dirigir.
Tienes que ser apertura, atento a lo que pasa, a lo que ocurre cuando dejas
hacer.
¿Se puede contemplar un dolor físico?
Sí, pero evitando nombrarlo. Deja libre la sensación y tu interpretación
cambiará: no habrá más dolor, sino sensación pura. Negarse a aceptar la
sensación dolorosa y calificarla como tal, aumenta el dolor.
Contemplar la percepción sin darle nombre permite una redistribución de la
energía porque el que contempla representa la salud absoluta; es la salud
absoluta y siempre lo será. En él es donde vive la percepción, en él es donde
se efectúa la curación. La aportación del médico consiste en ayudar a la
naturaleza, pero la salud está en el fundamento de tu ser.
¿Qué hay de las técnicas que emplean objetos para la
meditación?
La meditación no consiste en meditar en algo. El centrarte
en un objeto te mantiene preso de lo conocido. La meditación pertenece a lo
incognoscible. Tranquilizar la mente mediante técnicas puede proporcionarte un
cierto estado de relax pero un estado relajado es un objeto de la conciencia,
una fracción, y una fracción nunca puede llevarte al todo.
Muchas
tradiciones enfatizan una práctica sistemática de la meditación. ¿Hay algún
valor en esto?
No puedes practicar lo que
eres. Uno practica en pos de un resultado en el espacio y el tiempo, pero
nuestra naturaleza fundamental no tiene causa ni tiempo. En el momento en que
intentas meditar hay una sutil proyección de energía y tú te identificas con
esta proyección.
Cuando te haces sensible a
las solicitaciones del silencia, puedes sentarte y observar el ir y venir de
las percepciones. Sigues estando presente a ellas pero no las sigues. Seguir un
pensamiento es lo que le mantiene. Si sigues presente sin hacerte cómplice, la
agitación disminuye por falta de combustible. En la ausencia de agitación te
ves arrebatado por la resonancia de la quietud.
Es como estar solo en el desierto.
Al principio escuchas la ausencia de sonidos y la llamas silencio. Después tal
vez te veas súbitamente arrebatado por la presencia de la quietud, donde tú y
el escuchador sois la misma cosa. Entonces te das cuenta que no hay meditador,
que la idea de un meditador que medita es sólo un producto de la mente.
¿Qué
es meditación?
Podemos decir que es como
un laboratorio. Estás sentado y eres invadido por una cantidad de pensamientos.
Vas viendo cómo van procediendo. Los rechazas, te defiendes de ellos, los fijas
en un lugar del cuerpo para que no te invadan, relajas de nuevo, te crispas,
observas cómo vas funcionando y eso es todo. Y eventualmente vas a descubrir
que no hay nada que hacer; en este no hacer nada se va a presentar algo, tu
cuerpo y te vas familiarizando poco a poco con esa actitud de no intervenir, de
no hacer. Eso es la meditación. La meditación no es una acción mundana. La
meditación es algo de cada momento. Se experimenta como una atención, sin
ninguna intervención.
¿Hay
un momento en la vida cotidiana para sentarse a meditar?
Toma nota del deseo de
sentarte a meditar. No lo detengas, apartes, evites ni controles. Contémplalo
como contemplas las olas del océano. En la contemplación completa no hay interpretación,
emotividad o distanciamiento. No hay introversión de los sentidos. Estos siguen
estando ahí mientras tengas oídos, ojos y nariz.
Cuando estés alerta verás
que hay breves momentos en que la tranquilidad aparece. Si no ignoras esta
quietud y te dejas llevar por ella, cada vez te solicitará más y aflorará en ti
el deseo de ser esta quietud conscientemente, es decir, continuamente. De este
modo la meditación te atrae hacia sí.
¿Cómo puedo darme cuenta de estos momentos tranquilos de
los que hablas?
Empieza a darte cuenta de que, en el instante en que un
deseo se cumple, hay un momento fugaz de ausencia de deseo en que no queda
ningún pensamiento. Este momento libre de deseo es de la misma naturaleza que
el silencio que continuamente eres. La misma quietud aparece en el espacio
entre dos pensamientos o cuando se ha llevado a cabo una acción y no hay nada
que hacer inmediatamente después. Esta quietud es realización.
Cuando afloran muchos pensamientos y sentimientos, ¿cómo
debo afrontarlos?
Lo que aflora son residuos del pasado acumulados mediante
la ensoñación. Permanece presente a ellos, libre de todo motivo para
suprimirlos.
Todo lo que surge es conflicto, creado por el reflejo de
tomarse a si mismo como una fracción, una entidad
separada.
¿Quién es aquél que quiere meditar?
El objeto de sentarse a meditar no es otro que encontrar al
meditador. Cuanto más busques, más te convencerás de que no se puede encontrar.
Primero investiga sobre tu necesidad de meditar. ¿De dónde
viene realmente esta necesidad de meditar? Del deseo de estar realizado, de
estar tranquilo. De modo que la necesidad de meditar proviene de un sentimiento
de falta. Haz de esta falta un objeto de investigación. ¿Qué es? Una falta de
totalidad.
Te tomas a ti mismo por un meditador, una entidad en el
espacio y en el tiempo, y tratas de llenar este aislamiento meditando. Pero el
meditador solo puede meditar sobre lo que ya conoce y él mismo pertenece a lo
conocido. Es un círculo vicioso.
Fundamentalmente, tú no eres nada, pero no te das cuenta de
ello y proyectas energía en buscar lo que eres.
Cuando descubres que el meditador no existe, toda actividad
deja de tener objeto y tú llegas a aun estado de no persecución de objetivos,
una apertura a lo incognoscible.
¿Cómo puedo llevar mis pensamientos a la quietud?
No forzándote
a guardar silencio. Vives predominantemente en la asociación de ideas y la
interpretación. Cuando veas esto con claridad el pensamiento se volverá menos
concreto. Entonces habrá una súbita transferencia de énfasis que pasará del
observar como percepción al observar cómo ser.
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