Kena-Upaniṣad
Doctrina
secreta de la fuente de la inmortalidad
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Introducción
La Kena es una de las
primeras Upaniṣad y debe su nombre al aspecto inquisitivo de las
primeras frases que comienzan con el término kena, “¿quién?”. También se
conoce esta obra como Talavakāra Upaniṣad.
Desde el comienzo se plantea la
cuestión de quién se halla detrás de la mente y de los sentidos, es decir,
indaga en el porqué de nuestra conciencia exterior. Para poder responder a
estas preguntas hay que darse cuenta, tal como insiste la Upaniṣad,
del fundamento único común a todas las experiencias, que es el sí mismo
trascendental (ātman).
Eso que es el fundamento de nuestra
conciencia exterior, también es el fundamento de los objetos de nuestra
conciencia. El sujeto trascendental es la raíz tanto de la conciencia
condicionada como del mundo objetivo.
Texto
PRIMERA
PARTE
1.1
DISCÍPULO: ¿quién induce a la mente a desear sus objetos? ¿Quién inspira a la
vida (prāṇa) a iniciar su viaje? ¿Quién nos mueve a nosotros
a expresar estas palabras? ¿Qué poder se oculta tras el ojo y el oído?:
1.2
MAESTRO: es el oído del oído, el ojo del ojo y el habla del habla; la mente de
la mente y la vida de la vida. Los sabios que se liberan de los sentidos, dejan
este mundo y alcanzan la inmortalidad.
1.3
Allí el ojo no le alcanza, ni la palabra, ni el pensamiento. No le conocemos y
no sabemos cómo explicarle; está por encima de lo conocido y por encima de lo
desconocido. Tal hemos oído decir a los sabios de antaño que nos expusieron
esta verdad.
1.4
Lo que no puede expresarse con palabras, pero es causa de que las palabras se
expresen, eso en verdad es Brahman, el espíritu, y no lo que
generalmente se reverencia.
1.5
Lo que no puede pensarse con la mente, pero es causa de que la mente piense,
eso en verdad es Brahman, el espíritu, y no lo que generalmente se
reverencia.
1.6
Lo que no puede verse con el ojo, pero es causa de que el ojo vea, eso en
verdad es Brahman, el espíritu, y no lo que generalmente se reverencia.
1.7
Lo que no puede oírse con el oído, pero es causa de que el oído oiga, eso en
verdad es Brahman, el espíritu, y no lo que generalmente se reverencia.
1.8
Lo que no puede respirarse con el aliento vital, pero es causa de que el
aliento vital respire, eso en verdad es Brahman, el espíritu, y no lo
que generalmente se reverencia.
SEGUNDA
PARTE
2.1
MAESTRO: si crees conocer bien a Brahman, entonces sabes muy poco de él.
Sólo percibes la apariencia de Brahman, que subyace en los sentidos, y
de la cual participas. Prosigue con tu meditación.
2.2
DISCÍPULO: yo no creo conocerle ni no conocerle. Lo conozco y no lo conozco, al
mismo tiempo. Quien de entre nosotros sepa que él es distinto de lo conocido y
de lo desconocido, ése lo conoce; mas no quien dice “no lo conozco”.
2.3
Se manifiesta en el pensamiento de quienes lo conocen más allá del pensamiento,
no en el de los que imaginan que pueden alcanzarlo con el pensamiento. Es
desconocido para el hombre culto y es conocido del inocente.
2.4
Se le conoce en el éxtasis del despertar que abre la puerta de la vida eterna.
Por el propio ser (ātman) se alcanza poder y por su comprensión se
alcanza la inmortalidad.
2.5
La luz de la verdad brilla para el hombre que lo ha conocido aquí, en este
mundo; para quien no lo ha conocido hay oscuridad. El sabio que lo ha visto
manifestado en cada ser, al abandonar esta vida, alcanza la vida inmortal.
TERCERA
PARTE
3.1
Se cuenta que una vez Brahman, el espíritu supremo, obtuvo una victoria
a favor de los dioses (devas); y que los dioses, sintiéndose eufóricos,
pensaron: “sólo a nosotros se debe esta victoria; sólo nuestra es la gloria del
triunfo”.
3.2
Brahman, dándose cuenta de su vanidad, se apareció ante ellos; pero los
dioses no le conocieron y exclamaron: “¿quién es ese espíritu que nos llena de
asombro (yakṣa)?”.
3.3
Y hablaron con Agni, dios del fuego, y le dijeron: “oh dios, conocedor
de todas las cosas (jatadeva), ve a ver quién es ese yakṣa”.
“De acuerdo”, dijo Agni.
3.4
Agni se apresuró al encuentro de Brahman, y Brahman le
preguntó: “¿quién eres tú?”. “Yo soy el dios del fuego”, dijo Agni. El
dios conocedor de todas las cosas.
3.5
“¿Cuál es tu poder?”, preguntó Brahman. Y Agni dijo: “puedo
quemar todo cuanto hay sobre la tierra”.
3.6
Brahman colocó entonces una brizna de paja frente a él y dijo: “quema
esto”. Y por más que el dios se esforzó con todo su poder, no logró quemarla.
Entonces Agni regresó junto a los otros dioses y les dijo: “no he podido
averiguar quién es ese yakṣa”.
3.7
Entonces hablaron con Vāyu, dios del aire, y le dijeron: “oh Vāyu,
ve a ver quién es ese yakṣa”. “De acuerdo”, dijo Vāyu.
3.8
Vāyu se apresuró al encuentro de Brahman, y Brahman
le preguntó: “¿quién eres tú?”. “Yo soy el dios del aire”, dijo Vāyu,
“soy mātariśvan”, el aire que se mueve en el espacio.
3.9
“¿Cuál es tu poder?”, preguntó Brahman. “En un torbellino puedo
arrebatar todo cuanto hay sobre la tierra”, replicó Vāyu.
3.10
Brahman colocó entonces una brizna de
paja frente a él y dijo: “mueve esto”. Y por más que el dios se esforzó con
todo su poder, no logró moverla. Entonces Vāyu regresó junto a los
otros dioses y les dijo: “no he podido averiguar quién es ese yakṣa”.
3.11
Entonces hablaron con Indra, dios del trueno, y le dijeron: “oh Indra,
dios que aportas los bienes de la tierra, ve a ver quién es ese yakṣa”.
“De acuerdo”, dijo Indra.
Indra se apresuró
al encuentro de Brahman, el supremo espíritu; pero Brahman había
desaparecido.
3.12
Entonces en el mismo lugar en que estuviera Brahman, apareció ante Indra
una dama de esplendente hermosura. Era Umā, la sabiduría divina,
hija de las montañas nevadas (himavat). Y a ella le
preguntó el dios: “¿quién era ese yakṣa?”.
CUARTA
PARTE
4.1
“Ese yakṣa era Brahman, el espíritu supremo”, respondió ella. “Alegraos,
ya que por su ayuda obtuvisteis la gloria del vencimiento”. Gracias a estas
palabras de Umā, Indra comprendió que se trataba de Brahman.
4.2
Por eso, los dioses Agni, Vāyu e Indra son, como si
dijésemos, superiores a los otros dioses, puesto que fueron los primeros que se
aproximaron a Brahman, y los primeros que supieron que era el espíritu
supremo.
4.3
Y, asimismo, Indra, el dios del trueno, supera a los demás dioses por ser
el que más se acercó a Brahman y haber sido el primero en conocer que
era el espíritu supremo, del cual se dice:
4.4
Respecto a su aspecto divino (adhidaivatam), como Brahman, es
como el destello de un relámpago, es como un simple abrir y cerrar de ojos.
4.5
Respecto a su aspecto humano (adhyātman), se evidencia en el alma
como un destello de intuición.
4.6
Brahman es conocido por el nombre de tadvanam (eso), que
interpretado quiere decir, “el fin del deseo de amar”. Debe meditarse en este
nombre. Quien así lo venere será a su vez venerado por todos los seres como el
dilecto del señor.
4.7
MAESTRO: me pediste que explicara el Upaniṣad de la sabiduría
divina. El Upaniṣad te ha sido explicado. En verdad te ha sido
revelada la sagrada enseñanza referente a Brahman.
4.8
La base sobre la que descansan los Upaniṣads son: ascetismo (tapas),
autocontrol (dāman) y acciones sagradas (karma). Los Vedas
son sus extremidades y la verdad es su morada.
4.9
Quien comprende este Upaniṣad (quien conoce a Brahman)
destruye sus pecados y se establece firmemente en Brahman, el infinito,
dichoso y supremo.
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